El porqué de la actividad demoníaca



Por Josué I. Hernández


Introducción
  • Ya que todo está bajo el control de Dios (cf. Luc. 10:17; Sal. 110:1), uno se pregunta, ¿por qué les fue permitido a los demonios semejante libertad? ¿Cuál es la razón de la posesión demoníaca?
  • Sin duda alguna, el Divino Salvador del mundo exhibió su maravilloso poder y autoridad en la esfera espiritual, y en su nombre otros fueron capaces de echar fuera demonios (Mar. 16:17).

I. El plan de Dios
  • No podemos entender la Biblia sin considerar el plan que revela.
  • Dios hizo una promesa (Gen. 3:15) conforme a su propósito (cf. Ef. 3:11; Jn. 3:14-17; Apoc. 13:8) lo cual fue profetizando (1 Ped. 1:10-12).
  • Cristo vino a consumar el plan de redención (cf. Jn. 19:30; Luc. 24:25-27; 24:44-47) lo cual ahora nos es revelado en el evangelio (cf. Rom. 1:1,2; 16:25-27; Ef. 3:1-7).
  • La actividad demoníaca, sin duda alguna, tiene su razón en el esquema de la redención.

II. La razón de la actividad demoníaca
  • Todo parece indicar que Dios, en sus santos y divinos propósitos, permitió la posesión demoníaca para que la suprema autoridad de Jesucristo pudiera manifestarse al echarlos fuera.
  • Así como la divinidad del Santo Hijo de Dios se demostró sobre la naturaleza (Mar. 4:37-39), la enfermedad (Mat. 8:16), la materia (Jn. 2:9), e incluso, la muerte (Jn. 11:43,44), también fue demostrada en la expulsión de los demonios.
  • El testimonio bíblico indica claramente que los demonios fueron expulsados por la autoridad divina de Jesucristo (“en el nombre de Jesucristo”, cf. Mat. 10:1; Luc. 10:17; Hech. 16:18).
  • El poder de Cristo por sobre Satanás fue ejercido dramáticamente para establecer su reino mesiánico (cf. Mar. 1:15; 9:1; Col. 1:13), consumando de esta manera el propósito eterno de Dios, “para que la multiforme sabiduría de Dios sea ahora dada a conocer por medio de la iglesia a los principados y potestades en los lugares celestiales, conforme al propósito eterno que hizo en Cristo Jesús nuestro Señor” (Ef. 3:10,11; cf. Ef. 4:7-10; Fil. 2:6-11).
  • Entonces, Satanás cayó del cielo (Luc. 10:17,18; cf. Apoc. 12:7-12).

Conclusión
  • Cristo dijo, “Mas si por el dedo de Dios echo yo fuera los demonios, ciertamente el reino de Dios ha llegado a vosotros” (Luc. 11:20).
  • Los testigos del poder de Jesucristo decían, “¿Qué es esto? ¿Qué nueva doctrina es esta, que con autoridad manda aun a los espíritus inmundos, y le obedecen?” (Mar. 1:27).




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