Por Josué I. Hernández
Introducción
- Sabemos lo suficiente sobre el diablo (Jn. 8:44) y luchamos contra él y sus fuerzas (Mat. 12:30; Ef. 6:12).
- Como buenos soldados debemos anticipar los movimientos del adversario para anularlos a tiempo (cf. Rom. 16:20; 2 Cor. 2:11; 1 Ped. 5:8).
II. El diablo quiere tinieblas en lugar de luz (cf. 2 Cor. 4:3,4; Ef. 5:8,9; 1 Jn. 1:5-7).
III. El diablo quiere confusión en lugar de orden (cf. 1 Cor. 14:33; Col. 2:5).
IV. El diablo quiere paz cuando debe haber guerra (cf. Jer. 6:14; Mat. 10:34; Ef. 6:13).
V. El diablo quiere aceptación cuando debe haber resistencia (cf. Rom. 16:17,18; 1 Ped. 5:9; Jud. 3).
VI. El diablo quiere espacio (cf. Ef. 4:27).
VII. El diablo quiere contención (cf. 2 Tim. 2:24-26; Sant. 3:13-18).
Conclusión
- La lista puede ser más larga.
- Sabemos lo suficiente de nuestro enemigo.
- Si conocemos a nuestro enemigo, podemos anticipar sus movimientos.