Por Josué I. Hernández
Introducción
- Tres épocas, patriarcal, mosaica y cristiana, pero el evangelio es primero que todas.
- El término “evangelio” simplemente significa “buenas nuevas”, y hace alusión al mensaje respecto a Cristo y la salvación de Dios por él.
- El evangelio no es un mensaje improvisado (Apoc. 14:6), es de Dios para el hombre (1 Tim. 1:11), y es para salvarnos (Rom. 1:16).
I. La planificación del evangelio
- Cristo no predicó una idea que acababa de inventar (Mat. 4:23; 25:34).
- El sacrificio de Cristo fue planificado desde la fundación del mundo (1 Ped. 1:18,19; Apoc. 13:8).
- El pueblo de Dios ha sido escogido antes de la fundación del mundo (Ef. 1:4; Rom. 8:28-30)
II. Las profecías acerca del evangelio
- Cristo golpearía de muerte a Satanás (Gen. 3:15)
- La simiente de Abraham sería de bendición a todas las familias de la tierra (Gen. 12:3; Gal. 3:8)
- Así como a Moisés, Dios levantaría al Cristo como vocero al pueblo (Deut. 18:19; Hech. 3:22,23; Heb. 1:2).
- De la descencencia de David se levantaría el Cristo para reinar (2 Sam. 7:12,13; Hech. 2:30,34-36).
- Un reino sería establecido (cf. Is. 2:2-4; Dan. 2:44), y era inminente al momento del ministerio personal de Cristo (Mat. 4:17; 6:10; cf. Mar. 9:1; Col. 1:13).
- El antiguo pacto sería abolido y sustituído por uno nuevo (Jer. 31:31-34; Heb. 8:8-13).
- La ley fue un tutor para llevar a los judíos a Cristo (Gal. 3:24,25).
III. La predicación del evangelio
- Con la venida de Cristo, vino la predicación del evangelio (cf. Luc. 16:16; Mat. 4:23; Heb. 2:3).
- El evangelio debe ser predicado a toda criatura (Mar. 16:15) comenzando desde Jerusalén (Luc. 24:47) hasta lo más remoto de la tierra (Hech. 1:8). Aunque el trabajo de predicación, para llevar adelante la gran comisión, comenzó en Jerusalén (Hech. 2), no fue la primera vez que se oyó acerca del evangelio (Gal. 3:8; Gen. 12:3). El evangelio es el poder de Dios para salvación (Rom. 1:16,17).
IV. La naturaleza invariable del evangelio
- Si queremos ser salvos, debemos obedecer el evangelio (1 Ped. 4:17; 2 Tes. 1:7-9)
- Ya que el evangelio es de planificación eterna y definitiva: 1) No habrá otro evangelio después (Apoc. 14:6; Jud. 3). 2) No tenemos derecho a cambiarlo (Gal. 1:6-9). 3) Debemos creerlo y obedecerlo (Hech. 2:38,42). 4) Hace la diferencia entre dos clases de personas (Rom. 2:16; Jn. 12:48).