Por Josué I. Hernández
- Saulo en el judaísmo (Gal. 1:13,14).
- El gran cambio, una transacción espiritual (Fil. 3:4-8).
- Su nueva meta en la vida, “a fin de conocerle” (Fil. 3:10).
- Preguntamos: ¿Cómo es el conocimiento de Cristo Jesús?
Personal.
- Es intransferible, no podemos conocer a Jesús solamente por lo que otros dicen de él.
- Cada cual debe conocer a Cristo personalmente: “a fin de conocerle” (Fil. 3:10).
Razonable.
- Es un conocimiento inteligente, razonable (cf. Jn. 17:3).
- Cada cual ha de informarse sobre su naturaleza y atributos, sus oficios divinos, sus obras, su sacrificio y exaltación, sus enseñanzas y bendiciones, etc.
Amoroso.
- Es un conocimiento de amor, donde la comprensión de la persona de Jesús enamora el alma del discípulo (cf. 1 Cor. 16:22; Mat. 22:37).
- Este amor sucede entre el maestro y el discípulo (Hech. 11:26).
Satisfactorio.
- Es gratificante, espiritualmente satisfactorio, porque aplaca el hambre y la sed del alma.
- “Jesús les dijo: Yo soy el pan de vida; el que a mí viene, nunca tendrá hambre; y el que en mí cree, no tendrá sed jamás” (Jn. 6:35; cf. Hech. 4:12).
Enriquecedor.
- Espiritualmente provechoso y enriquecedor.
- En Cristo están “están escondidos todos los tesoros de la sabiduría y del conocimiento” (Col. 2:3), “Porque en él habita corporalmente toda la plenitud de la Deidad” (Col. 2:9), “y vosotros estáis completos en él, que es la cabeza de todo principado y potestad” (Col. 2:10).
Estabilizador.
- Asegura y afianza el alma, proporcionando verdadera paz y felicidad.
- “Estas cosas os he hablado para que en mí tengáis paz. En el mundo tendréis aflicción; pero confiad, yo he vencido al mundo” (Jn. 16:33).
- “Regocijaos en el Señor siempre. Otra vez digo: ¡Regocijaos!” (Fil. 4:4).
¿Cómo podemos obtener el conocimiento de Cristo Jesús?
- Estudio (Luc. 24:44; 2 Tim. 3:15-17; 2 Ped. 1:16).
- Aplicación (cf. 1 Jn. 2:3-6; 2 Ped. 1:5-8; 3:18).
- Motivación: “hechos conformes a la imagen de su Hijo” (Rom. 8:29; cf. 2 Cor. 3:18), aprendiendo todas las cosas que Cristo Jesús ha mandado (Mat. 28:20; cf. Jn. 8:31,32).