Por Josué I. Hernández
Introducción
- Suele presentarse confusión sobre la naturaleza y papel del gobierno civil.
- La Biblia nos ordena “Sométase toda persona a las autoridades superiores” (Rom. 13:1), “que obedezcan, que estén dispuestos a toda buena obra” (Tito 3:1), “Por causa del Señor someteos a toda institución humana” (1 Ped. 2:13), pero también nos dice: “Es necesario obedecer a Dios antes que a los hombres” (Hech. 5:29).
- Mientras debemos obedecer a las autoridades; no se nos asegura que las autoridades serán siempre buenas, y, por lo tanto, no siempre podrán ser obedecidas.
Lo que no es la función y el propósito del gobierno
- Legitimar, autenticar o validar el matrimonio.
- Legitimar, autenticar o validar el divorcio.
- Determinar la verdad o la moralidad.
- Realizar la vida humana.
- Dispensar el gozo y la paz al alma.
- Construir el paraíso en la tierra.
- Criar a nuestros hijos.
La función y el propósito del gobierno aprobado por Dios
- Infundir temor y castigar al malo; y, alabar lo bueno (Rom. 13:3,4; cf. 1 Ped. 2:13,14).
- Brindar seguridad y estabilidad (Rom. 13:3,4; 1 Ped. 2:13,14; 1 Tim. 2:1,2).
- Proveer condiciones en las cuales los ciudadanos tengan la libertad de vivir según los principios de Cristo (cf. Mat. 28:18; Rom. 13:1-10; 1 Tes. 4:11).
Conclusión
- La función y el propósito del gobierno no se puede alcanzar cuando los ciudadanos no cumplen con la “ley real” o “segundo mandamiento” (cf. Sant. 2:8; Mat. 22:39; Rom. 13:8,10).
- Por su conocimiento de la Escritura, los estudiantes de la Biblia son los más capacitados para hablar e influenciar la sociedad donde viven.
- No tengamos miedo de decir y promover lo que está decretado por Dios para nuestro gobierno.