Por Josué I. Hernández
Introducción
- La predicación de “todo el consejo de Dios” (Hech. 20:27) involucra tanto lo positivo como lo negativo, es decir, el equilibrio (cf. 2 Tim. 3:16; 4:2).
- Sin embargo, la “predicación totalmente negativa” está enfocada en “arrancar”, “destruir” y “arruinar”, sin procurar “edificar” y “plantar” (cf. Jer. 1:10).
- La “predicación totalmente negativa” se dedica a las advertencias y el castigo, pero no las promesas; las maldiciones, pero no las bendiciones; la ira de Dios, pero no su amor y misericordia.
- La “predicación totalmente negativa” presenta una imagen desfigurada de Dios, con mucha censura y reprensión sin exhortaciones (cf. 2 Tim. 4:2) y bendiciones (Ef. 5:14).
- No hay predicación más desesperanzadora que la “predicación totalmente negativa”.
- La predicación equilibrada no solamente reprende el pecado y advierte de sus consecuencias corruptoras (cf. Gal. 6:7,8), también se complace en destacar el amor de Dios en Cristo (Jn. 3:16; cf. 2 Cor. 5:14,15).
- Por ejemplo, luego de enfatizar cuán perdidos están los gentiles (Rom. 1:18-32) y los judíos (Rom. 2:1-29) por el pecado (Rom. 3:9-23), el apóstol Pablo habló de la gracia de Dios (Rom. 3:24-26) y agregó, “Ciertamente, apenas morirá alguno por un justo; con todo, pudiera ser que alguno osara morir por el bueno. Mas Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros” (Rom. 5:7,8).
La “predicación totalmente negativa” se enfoca sólo en el error.
- Enfocará los errores como un fin en sí, para condenar (cf. Luc. 15:29,30; 15:1,2).
- Sin embargo, “Con misericordia y verdad se corrige el pecado” (Prov. 16:6), es decir, señalar el pecado no debe ser un fin en sí (cf. Sant. 5:19,20).
- La predicación equilibrada procura la salvación del pecador, “y que se predicase en su nombre el arrepentimiento y el perdón de pecados en todas las naciones, comenzando desde Jerusalén” (Luc. 24:47; cf. Hech. 3:19; 17:30,31).
- Jesucristo condenó el juicio que no procura “sacar la paja del ojo de tu hermano” (Mat. 7:5).
- ¿De qué sirve aborrecer lo malo sin seguir lo bueno (cf. Rom. 12:9; Ef. 4:15)?
La “predicación totalmente negativa” fomenta el orgullo.
- Los fariseos y escribas “murmuraban, diciendo: Este a los pecadores recibe, y con ellos come” (Luc. 15:2).
- Todo pecador necesita arrepentirse (Luc. 13:1-5) ¡los fariseos no lo necesitaban (cf. Luc. 15:7)!
- La “predicación totalmente negativa” condena ciertos pecados “muy feos” (cf. Luc. 18:11) enfatizando una “lista de deberes” (cf. Luc. 18:12).
La “predicación totalmente negativa” no resuelve las creencias y prácticas erróneas.
- ¿Qué solución se podría alcanzar mediante una predicación que se dedica a condenar desde una posición de orgullo?
- ¿No es precisamente esta clase de predicación farisaica la que fue señalada como totalmente inapropiada por la palabra de Cristo (cf. Rom. 2:17-23; 1 Tim. 1:5-7; Tito 1:11-16)?
- Pablo dijo por el Espíritu Santo, “El conocimiento envanece, pero el amor edifica” (1 Cor. 8:1).
Conclusión
- Los sermones en el libro Hechos: condenan (Hech. 2:23,36), esperanzan (Hech. 2:38,39) y responsabilizan (Hech. 2:40,41).
- La “predicación totalmente negativa” tiene un efecto devastador en la mente y la conducta.
- Si dejamos de mirar al amor de Dios, no le podremos imitar en esto (Ef. 5:1). Sin contemplar la revelación completa del Padre en su santo Hijo Jesucristo (cf. Jn. 1:18; 14:9) no sabremos, ni seremos, todo lo que deberíamos (Ef. 4:20,21).