Por Josué I. Hernández
“Buscad, pues, hermanos, de entre vosotros a siete varones de buen testimonio, llenos del Espíritu Santo y de sabiduría, a quienes encarguemos de este trabajo”
(Hech. 6:3).
Introducción
- La iglesia en Jerusalén enfrentó un problema que podría haberla destruido.
- La solución fue indicada por los apóstoles.
- Todos trabajaron por la solución.
Sumario
- La iglesia en Jerusalén sufrió por la murmuración de sus propios miembros, y la queja indicaba un prejuicio étnico (Hech. 6:1).
- Entonces, los apóstoles convocaron a la iglesia, explicaron el problema e indicaron la solución (Hech. 6:2-4).
- La propuesta agradó a todos los miembros los cuales buscaron a los varones idóneos (Hech. 6:5,6).
- Estos varones atenderían la necesidad urgente, “la distribución diaria”, es decir, “servir a las mesas” (Hech. 6:1,2; cf. 1 Tim. 5:3-16).
- Este es otro ejemplo de cómo la iglesia en Jerusalén perseveraba “en la doctrina de los apóstoles” (Hech. 2:42), la cual fue enseñada “en todas partes y en todas las iglesias” (1 Cor. 4:17; Jud. 17).
Aplicaciones
- La iglesia local debe cuidar de los suyos (cf. Hech. 2:42,45; 4:34,35; 1 Cor. 12:26).
- La iglesia local puede solucionar sus problemas sin murmurar (Fil. 2:14; cf. 1 Cor. 10:10,11).
- Los apóstoles debían persistir “en la oración y en el ministerio de la palabra” (cf. 1 Tim. 4:13; 2 Tim. 2:2; 4:2).
- El Señor exige un alto estándar a los varones que servirán a su pueblo (Hech. 6:3), ¿qué clase de hombres exigiríamos? ¿A qué clase de hermanos tenemos en la dirección, las oraciones públicas, las clases y los sermones?
Conclusión
- ¿Hay problemas, obstáculos, desafíos?
- ¿Qué dicen los apóstoles?
- ¿Están dispuestos a trabajar juntos por la solución?