Por Josué I. Hernández
Introducción
- El caso de Nadab y Abiú (Lev. 10:1-3; cf. Rom. 15:4; 1 Cor. 10:11).
- Debemos aprender y obedecer lo que el Nuevo Testamento nos enseña acerca de la adoración.
- Adoración verdadera (Jn. 4:20-24).
- Adoración vana (Mat. 15:7-9).
- Adoración ignorante (Hech. 17:22,23).
- Adoración autoimpuesta (Col. 2:20-23).
Adorando en espíritu
- No simplemente con sinceridad (cf. Deut. 6:4-7; Is. 1:10-18).
- Observando el contraste que indicó Cristo (Jn. 4:19-24).
- La adoración en el Antiguo Testamento era conforme a la carne, apelando a los sentidos (cf. Heb. 9:1-8; 12:18-21), “hasta el tiempo de reformar todas las cosas” (Heb. 9:9,10).
- La adoración bajo el Nuevo Testamento se ofrece desde un templo espiritual compuesto de cristianos (1 Cor. 3:16; Ef. 2:18-22).
- Los cristianos son sacerdotes (cf. Rom. 12:1; Heb. 13:15; 1 Ped. 2:5; Apoc. 1:6).
- Las oraciones de los cristianos son dulce incienso (cf. Apoc. 5:8).
- Los cristianos producen música usando el corazón como instrumento (Ef. 5:19).
Adorando “en verdad”
- No simplemente con obediencia (cf. Deut. 5:32,33; cf. Jn. 4:22).
- El contraste entre la adoración “verdadera” o “real”, y la adoración “insustancial” (cf. Col. 2:17; Heb. 8:5).
- El tabernáculo era un “símbolo” (Heb. 9:8,9) o “figura” (Heb. 9:24).
- La ley con su culto, eran solo una “sombra” (Heb. 10:1), “figuras de las cosas celestiales” (Heb. 9:23).
- El Señor está “en el cielo mismo”, el “verdadero” santuario (Heb. 9:11,12,24).
Conclusión
- Solo la adoración “en espíritu y en verdad” agrada a Dios.
- La adoración que Dios ahora exige no apela a los sentidos.
- La adoración “en espíritu y en verdad” es lo que Dios requiere de su pueblo.