Firmes con la armadura de Dios



Por Josué I. Hernández


Efesios 6:10-24


Introducción
  • Estamos involucrados en una guerra que comenzó en el Edén, y que concluirá con juicio definitivo.
  • No hay manera de ser neutrales
  • Estamos procurando salvar nuestras almas, y tantas otras almas que podamos
  • La única manera de estar firmes es usando al armadura de Dios

La fuente de esta fuerza (Ef. 6:10,11).
  • El Señor es la fuente de esta fuerza, “fortaleceos en el Señor, y en el poder de su fuerza”.
  • Hay fuerza y poder disponibles para cada cristiano (Ef. 1:19; 3:16; 3:20; cf. Fil. 2:12,13; 4:13).
  • Esta fuerza es “la armadura de Dios”.

La necesidad de esta fuerza (Ef. 6:11-13).
  • Permanecer firmes contra diabólicas “asechanzas” (gr. “methodeia”, artes astutas, artimañas, engaños, trampas, mañas, trucos, tretas; cf. 2 Cor. 2:11; 2 Tes. 3:3; 1 Ped. 5:8,9; 1 Jn. 2:13,14).
  • Ser capaces de luchar contra un ejército espiritual, “Porque no tenemos lucha contra sangre y carne”.

La naturaleza de esta fuerza (Ef. 6:14-20)
  • La verdad, como cinto: Vida unida con sentido de dirección y propósito, con libertad de movimiento (cf. Jn. 8:32; Heb. 12:1).
  • La justicia, como coraza: Protegerá nuestro corazón, nuestra vida. Una vida consagrada que libra de los golpes del maligno y esperanza el corazón (cf. Jos. 24:15; 1 Tes. 5:8).
  • El evangelio de la paz, para no avanzar descalzos: El poder de Dios para salvación (Rom. 1:16,17). Un caminar de bendición para muchos (cf. Rom. 10:15).
  • La fe, como escudo: La fuerte convicción de las promesas y advertencias de Dios. La confianza plena en la palabra de Dios (Rom. 10:17).
  • La salvación, como yelmo: Esta es la esperanza de la salvación (1 Tes. 5:8). Protege nuestra cabeza, es decir, nuestra mente de la desesperación y el miedo.
  • La palabra de Dios, como espada: La única arma ofensiva que tenemos (cf. Heb. 4:12). Esta espada hiere para salvación (Hech. 2:36,37; 7:54).
  • La oración, como medio de vigilancia: Oración persistente (Luc. 18:1-8), que involucra a todos los santos (Ef. 6:19,20).

Conclusión
  • Con el poder del Señor podemos resistir, mantenernos firmes y triunfar.
  • La decisión de usar toda la armadura de Dios depende de nosotros.