Por Josué I. Hernández
Introducción
- Si el calvinismo es cierto, debemos encontrarlo en los acontecimientos del Edén.
- El calvinismo reconoce el pecado en el Edén, pero no explica cómo Adán y Eva murieron en pecado.
Los cinco puntos cardinales del calvinismo
- Depravación total hereditaria.
- Elección incondicional.
- Expiación limitada.
- Gracia irresistible.
- Perseverancia de los santos.
El calvinismo nos dice que
- El hombre nace totalmente depravado.
- Solo puede ser regenerado directamente por el Espíritu Santo.
- Una vez regenerado no puede morir.
Si el calvinismo es verdad, Adán no podría haber pecado
- Creado directamente por Dios (Gen. 2:7).
- A la imagen y semejanza de Dios (Gen. 1:26,27).
- Heredero de la justicia, la santidad y la bondad de Dios, “vivo para Dios” (Rom. 6:10,11).
- Totalmente justo, santo y bueno por naturaleza, “muerto al pecado” (cf. Rom. 6:2,11; Col. 3:3; 1 Ped. 2:24).
Si el calvinismo es verdad, Satanás no podría haberle seducido
- De pronto vemos que Adán está muerto en pecado (Ef. 2:1; Col. 2:13).
- Satanás usó su palabra mentirosa, incentivando, induciendo, seduciendo (Gen. 3:1-6; 2 Cor. 11:3; Sant. 1:13-15).
- Aunque Adán recibió la vida de Dios, no era inmune al llamado del diablo.
- Aunque Adán recibió la vida de Dios, pecó y murió (Gen. 2:16,17).
Si el calvinismo es verdad, Adán no podría haber razonado con Dios
- Muerto en pecado, cubriéndose y escondiéndose de Dios (Gen. 3:8).
- Muerto en pecado, pero capaz de oír y entender la palabra de Dios (Gen. 3:9-24).
- Así también, todo muerto puede oír la palabra de Cristo y vivir (cf. Jn. 5:25; Ef. 5:14).
Conclusión
- Si el “muerto en pecado” es incapaz de obedecer a Dios, ¿por qué el “muerto al pecado” fue capaz de obedecer al diablo? ¿Es más poderosa la influencia del diablo que la influencia de Dios?
- Si la palabra del diablo pudo motivar a la desobediencia, ¿por qué la palabra de Dios no puede motivar a la obediencia? ¿Es la palabra del diablo más poderosa que la palabra de Dios (Rom. 1:16; 2 Cor. 10:5)?
- Si la vida que Dios da se puede perder, ¿no se podrá recuperar (Ez. 18:20,21; Apoc. 3:1,3)?
- Si la muerte es la consecuencia de la desobediencia, ¿no será la vida la consecuencia de la obediencia (Rom. 6:3-5; 6:17,18; cf. Ef. 2:5,6; Col. 2:12,13)?