Dale palabras sabias y entendibles



Por Josué I. Hernández


Introducción
  • Una promesa maravillosa (Mat. 10:19.20; Luc. 21:14,15; cf. Ef. 6:18-20).
  • ¿Debemos pedir que suceda exactamente lo mismo? ¿No debemos prepararnos de antemano? ¿A quiénes fue hecha la promesa? 

Una promesa para los apóstoles y otros hombres inspirados
  • Los apóstoles, capacitados como testigos eficientes (cf. Mar. 16:20; Jn. 14:26; 16:13; Hech. 1:8; 2 Cor. 12:12).
  • Otros hombres inspirados (cf. Hech. 6:10).
  • El cumplimiento de esta promesa maravillaba (cf. Hech. 4:13; 1 Cor. 2:12,13).

No olvidemos:
  • Prepararnos de antemano para tener bien alistado un mensaje que sea de suma importancia para los oyentes con un propósito bien definido.
  • Orar pidiendo a Dios que bendiga el esfuerzo que cada uno está haciendo por comprender su voluntad.
  • Depender de Dios, entendiendo que él obra en su providencia y bendice el esfuerzo de quien se esmera por usar bien su palabra y de quien está oyendo el mensaje.
  • Que si tenemos serias dudas acerca del hermano a quien concedimos el púlpito, nuestros temores no se solucionarán orando. Somos responsables de tener al hermano, o hermanos, más idóneos en el púlpito.
  • Tener cuidado de usar el nombre de Dios en vano, por peticiones, aunque bien intencionadas, tuercen las Escrituras, y debilitan el púlpito.