Por Josué I. Hernández
Introducción
- Concepto común: Hacer lo que quiera, cuando quiera, y donde quiera.
- Ilustración: Imaginar la anarquía (cf. Jue. 17:6; 21:25).
La libertad que Dios da
- Mediante su ley (Sant. 1:25; cf. Rom. 3:27; 8:2).
- Los obedientes son libres (cf. Mat. 11:28-30; 28:18).
- Los esclavos de Cristo son libres (cf. Jn. 8:32,36; 1 Cor. 6:19,20; Gal. 5:13).
- Ilustración: Pagar lo que elegimos, y sufrir lo que elegimos.
- Ilustración: El pez fuera del estanque, y los pies sin zapatos.
Cambiando de amo
- Del pecado a Cristo (Rom. 6:17,18).
- El precio que fue pagado (1 Ped. 1:18,19).
- Cristo nos restringe de hacer lo que nos hace daño (1 Jn. 5:3).
- Su ley es una expresión de su infinito amor (Rom. 8:35,37; Ef. 5:2,25; 1 Jn. 3:16).
Conclusión
- “Porque esta es la voluntad de Dios: que haciendo bien, hagáis callar la ignorancia de los hombres insensatos; como libres, pero no como los que tienen la libertad como pretexto para hacer lo malo, sino como siervos de Dios” (1 Ped. 2:15,16).
- “Estad, pues, firmes en la libertad con que Cristo nos hizo libres, y no estéis otra vez sujetos al yugo de esclavitud” (Gal. 5:1; cf. Gal. 4:21-31).
- “Porque vosotros, hermanos, a libertad fuisteis llamados; solamente que no uséis la libertad como ocasión para la carne, sino servíos por amor los unos a los otros” (Gal. 5:13).