El engaño de las riquezas



Por Josué I. Hernández


Introducción 
  • Jesús advirtió sobre el engaño de las riquezas (Mat. 13:22). 
  • ENGAÑO: (gr. “apate”), indica aquello que “da una falsa impresión, ya sea por apariencia, afirmación, o influencia” (Vine). 

Las riquezas otorgan una errada idea de lo que es la vida. 
  • No es lo mismo “vivir” que “tener” (Luc. 12:15; cf. 1 Tim. 5:6). 
  • Si pensamos en lo felices que seríamos si tuviéramos más dinero, tenemos un cáncer en el corazón.

Las riquezas otorgan un errado sentido de valor. 
  • La persona no vale por lo que tiene (cf. Mat. 5:3-12). 
  • La verdadera riqueza está en Cristo (2 Cor. 8:9) y estamos completos en él (Col. 2:3,10). 
  • Tanto el rico como el pobre son igualados delante de Dios (Sant. 1:9,10).

Las riquezas otorgan una errada sensación de seguridad. 
  • El dinero permite lo necesario (Ecles. 7:12), provee una medida de tranquilidad (1 Tes. 4:11). 
  • Las riquezas excesivas traen consigo muchas tensiones (Ecles. 5:12). 
  • La clase media es la más privilegiada (Prov. 30:7-9). 
  • No hay cantidad de riqueza que pueda otorgar la paz de Cristo (Jn. 14:27; 16:33; Rom. 15:13; Fil. 4:7). 
  • Las riquezas no pueden detener la muerte, y son totalmente impotentes ante el poder, la culpa y la condenación del pecado (Rom. 3:23; 6:23). 

Las riquezas otorgan una errada sensación de aprobación divina. 
  • Las riquezas acumuladas no son el indicativo de la aprobación de Dios (cf. Luc. 16:19-31; Mar. 10:23,24,25). 
  • Tanto los ricos como los pobres pueden ser aprobados por Dios (Rom. 2:7-11). 
  • La cantidad de dinero no puede cambiar el camino al Padre (cf. Jn. 14:6; Hech. 4:12). 

Las riquezas otorgan una mentalidad con preferencias erradas. 
  • Esta fue una preocupación del Señor Jesucristo en la parábola del sembrador (cf. Mar. 4:19; Luc. 21:34). 
  • De pronto, tiene que trabajar en lugar de congregarse para adorar, tiene gastos imperativos que le impiden ofrendar con generosidad, necesita comodidad y diversión que lo desorientan del propósito de su vida en Cristo. 

Conclusión
  • Las riquezas nos llaman con voz sugerente, nos prometen tantas experiencias, nos ofrecen tantas cosas, nos prometen “soluciones”. 
  • No nos dejemos engañar.