Ordenándonos como iglesia



Por Josué I. Hernández

 
Introducción
  • Satanás no quiere que nos coordinemos como iglesia, él sabe cuán poderoso es el orden (cf. Col. 2:5; 1 Cor. 14:40).
  • Si no logramos coordinarnos para trabajar como iglesia, no podremos hacer la obra que Jesucristo espera que hagamos (cf. Hech. 11:19-26).  
  • Tres cosas básicas suelen ser olvidadas.
 
Trabajadores
  • Edificación (Ef. 4:12,15,16; cf. 1 Cor. 14:5,12,26; Heb. 10:24,25).
  • Evangelismo (1 Tim. 3:15; cf. 1 Tes. 1:8).
  • Benevolencia: “la obra del ministerio” (Ef. 4:12; cf. 1 Cor. 16:1,2), no sólo es colectiva, o conjunta (cf. Hech. 2:42; 11:29,30), también es personal, o individual (Gal. 6:10; 1 Tim. 5:4,16).
 
Amorosos
  • Amor (gr. “agape”), buena voluntad activa.
  • El caso de Evodia y Síntique (Fil. 4:2,3).
  • El sentir de Cristo (Fil. 2:3-5).
  • Cuando los miembros pierden de vista el sentir de Cristo, la iglesia sufrirá por la falta de amor (ej. 1 Cor. 3:3,4; 8:1; cf. 1 Cor. 12:25,26; 13:4-7; cf. Jn. 13:34,35).
 
Agradecidos
  • Son demasiadas las razones para vivir agradecidos, ¿necesita una lista?
  • Pablo animó una y otra vez a los colosenses a vivir agradecidos (Col. 1:12; 2:7; 3:15,17; 4:2).
  • La ingratitud es descenso seguro a la depravación (Rom. 1:21), y una señal de tiempos peligrosos (2 Tim. 3:1-5).
  • Cuando los miembros pierden la gratitud, la iglesia no puede agradar a Dios (ej. Col. 3:15; Heb. 12:28).  
 
Conclusión
  • Hagamos lo que funciona.
  • Si esto hacemos, Dios será glorificado en la iglesia y por la iglesia, y muchas almas serán salvas.