- Jesucristo ha vencido y ha compartido con la iglesia el botín (Ef. 4:8-11; cf. Heb. 2:14,15; Col. 2:15).
- El botín tiene como objetivo nuestro perfeccionamiento (Ef. 4:12-16).
- Atendiendo a sí mismos: “mirad por vosotros” (Hech. 20:28; cf. 1 Ped. 5:2,3; oración, Hech. 6:4; estudio bíblico, Hech. 20:32).
- Atendiendo al rebaño: “mirad por vosotros, y por todo el rebaño” (Hech. 20:28). “Apacentad la grey de Dios que está entre vosotros, cuidando de ella” (1 Ped. 5:2,3).
- El rebaño necesita dirección (Heb. 13:7,17), protección (Hech. 20:28-31; Heb. 13:17), y provisión (1 Tim. 3:2).
- Atendiendo al ejemplo del “Príncipe de los pastores” (1 Ped. 5:4; cf. Sal. 23:1-4; Is. 40:11).
- “Sé diligente en conocer el estado de tus ovejas, y mira con cuidado por tus rebaños” (Prov. 27:23).
- Observando al rebaño, “mirad por vosotros, y por todo el rebaño en que el Espíritu Santo os ha puesto por obispos, para apacentar la iglesia del Señor” (Hech. 20:28).
- “Por
tanto, velad” (Hech. 20:31; cf. Rom. 12:11; Col. 3:17,23).
- Entendiendo que es “la iglesia del Señor, la cual él ganó por su propia sangre” (Hech. 20:28).
- “Obedeced a vuestros pastores, y sujetaos a ellos” (Heb. 13:17).
- “Apacentad la grey de Dios que está entre vosotros, cuidando de ella, no por fuerza, sino voluntariamente; no por ganancia deshonesta, sino con ánimo pronto; no como teniendo señorío sobre los que están a vuestro cuidado, sino siendo ejemplos de la grey” (1 Ped. 5:2,3).
- Su autoridad se limita a lo que está “en el Señor” (1 Tes. 5:12,13), involucrando admonición (1 Tes. 5:12,14), consuelo y sostén (1 Tes. 5:14).
- “Pero es necesario que el obispo sea… apto para enseñar” (1 Tim. 3:2).
- “apto para enseñar” (gr. “didaktikós”): “diestro en la enseñanza” (Vine).
- “retenedor de la palabra fiel tal como ha sido enseñada, para que también pueda exhortar con sana enseñanza y convencer a los que contradicen” (Tito 1:9; cf. Hech. 20:32).
- La “voz…” de los pastores es lo que guía a las ovejas (Jn. 10:3,4,5,16,27).
- El obispado es “buena obra”.
- Es nuestra responsabilidad contemplar la deficiencia, y la solución de Dios a ella, y dar los pasos necesarios para organizarnos bíblicamente.