Trabajando unidos como iglesia



Por Josué I. Hernández

 
La familia local (1 Tim. 3:15) demanda un esfuerzo cooperativo de sus miembros. Así como no hay dos personas exactamente iguales, Dios espera de sus hijos que se disciplinen para que sus peculiaridades no obstaculicen el objetivo común. Alguno pensará que todo sería mejor si fuésemos exactamente iguales, para lograr así las cosas de forma independiente. Sin embargo, es la multiplicidad de funciones en el cuerpo (1 Cor. 12:27) lo que realiza el plan de Dios (cf. 1 Ped. 4:10,11). Muchas de las mejores cosas de la vida en iglesia serían imposibles sin el trabajo en equipo de los discípulos del Señor. Por lo tanto, reconocer la contribución que otros realizan, o pueden realizar, es una señal de madurez espiritual necesaria. Lo contrario, es decir, la incapacidad de trabajar en armonía y orden de unidad es una señal de inmadurez (cf. 1 Cor. 1:10; 3:1-4).
 
Dios ha diseñado el esquema de la redención de tal manera que involucre no solo el trabajo independiente de los individuos, sino que también el trabajo colectivo. La iglesia local es la organización de Cristo donde aquel trabajo colectivo, diseñado por el Señor, se lleva a cabo. En otras palabras, no solo somos obreros en el Señor, sino colaboradores en su obra. Por lo tanto, no solo debemos operar, sino que también debemos cooperar. Necesitamos apreciar la congregación local como el Señor la ha diseñado, y tomar la decisión de contribuir de todo corazón a la obra que Dios le ha encomendado a ella.
 
Dios quiere que la familia local trabaje unida, y es una bendición que esto sea cierto, y es una maldición contradecir, o menospreciar, este profundo plan de la sabiduría de Dios. Cuando elevamos nuestra visión lo suficientemente alto como para ver la obra gloriosa en la que Dios nos ha ubicado, no podremos evitar el disponernos a ser más diligentes hacia un mayor trabajo juntos. Ciertamente, es un privilegio ser parte de un equipo de gente tan especial para Dios.
 
Debemos ocuparnos en los asuntos de nuestro Señor Jesucristo, y hacer la obra por él diseñada para la congregación. Somos nuevas criaturas, creados en Cristo Jesús para buenas obras (Ef. 2:10). Simplemente, tenemos trabajo que hacer, y en la medida en que aprendamos a trabajar en armonía, no solo disfrutaremos de la mutua compañía, sino que disfrutaremos del gozo eterno allá en los cielos.
 
Hechos 2:42-47
  • La iglesia local es un grupo de personas que disfrutan de trabajar juntas.
  • Para meditar: En el versículo 42, ¿qué significa la palabra “comunión”? ¿Qué debemos entender cuando Lucas nos informa que los miembros de la iglesia en Jerusalén estaban “juntos”? ¿Qué aprendemos de ellos en los versículos 46 y 47? ¿Aprecia usted el comportamiento de ellos? ¿Expresa usted el mismo entusiasmo en la familia local?
 
1 Corintios 1:10-13
  • Nuestro Señor Jesucristo quiere que tengamos la actitud debida hacia el trabajo como iglesia de él.
  • Para meditar: Según el versículo 10, ¿qué quiere Jesús en una congregación en lugar de “divisiones”? ¿Qué podemos hacer para lograr “perfectamente unidos en una misma mente y en un mismo parecer”? ¿Ha notado desavenencia en la iglesia de la cual usted es miembro? ¿Qué hará para contribuir a la solución de los problemas?
 
1 Corintios 12:12-26
  • Los miembros del cuerpo de Cristo tienen diferentes capacidades y, por ende, deben cumplir diferentes funciones.
  • Para meditar: ¿Por qué un cuerpo saludable debe tener diferentes miembros que cumplen diferentes funciones? Según los versículos 15 y 16, ¿qué no deben hacer el pie o la oreja? Según el versículo 21, ¿qué no debería decir el ojo o la cabeza? Según el versículo 18, ¿quién organizó la iglesia de tal manera? ¿Está usted contento con su función en el cuerpo? ¿Es usted responsable con las capacidades que tiene?
 
Efesios 4:11-16
  • La iglesia, el cuerpo de Cristo, es saludable y crece cuando cada uno de nosotros pone su parte con diligencia.
  • Para meditar: De acuerdo con los versículos 12 y 13, ¿cuál es el grandioso objetivo cuando trabajamos juntos? ¿Qué debemos entender con la frase, “todas las coyunturas que se ayudan mutuamente, según la actividad propia de cada miembro” (v.16)? Cuando trabajamos juntos de esta manera, ¿qué le sucede al cuerpo como un todo?
 
Mateo 20:1-16
  • En la iglesia que pertenece a Cristo, el Señor se complace cuando cada uno de nosotros hace todo lo que puede hacer con diligencia y perseverancia.
  • Para meditar: ¿Seremos agradables al Señor si manifestamos un espíritu envidioso, competitivo, e incluso, mercenario? ¿Por qué? ¿Cuál es nuestra actitud para con los otros trabajadores contratados? ¿Nos quejamos porque hemos soportado cosas que otros no han soportado? ¿Envidiamos a nuestros compañeros de trabajo porque han sido bendecidos como nosotros? ¿Estamos agradecidos del trabajo que hemos recibido o se ha vuelto un pesar en nuestro corazón?