Apreciando los momentos en que nos reunimos como iglesia



Por Josué I. Hernández

 
Dios ha suplido en su gracia todas nuestras necesidades, incluida nuestra necesidad de ser edificados. Nuestro Dios sabía que enfrentaríamos dificultades y desánimos, y sabiamente ha proporcionado los medios para fortalecernos en nuestra persona interior. Uno de estos medios son las reuniones de la iglesia de la cual somos miembros (cf. 1 Cor. 11:20; 14:23). Nos fortalecemos espiritualmente cuando adoramos a Dios juntos. Y debido a que esto es cierto, debemos tener un gran respeto por las ocasiones en que la iglesia se reúne para adorar.
 
Es útil recordar que nuestras reuniones no son un fin en sí mismas, sino más bien un medio para lograr un fin. Pablo dijo que Dios no habita en ningún templo que podamos hacer con nuestras manos (Hech. 17:25). Los actos a través de los cuales adoramos a Dios son importantes en sí mismos, sin duda, pero Dios quiere que obtengamos la fuerza interior y la madurez espiritual que resultan de estas cosas, y que le conozcamos (Jn. 17:3). Dios no necesita nuestra adoración, nosotros sí necesitamos adorarle (cf. Jn. 4:23,24; Hech. 17:25). Si descuidamos nuestra adoración, o no apreciamos su propósito, declinaremos espiritualmente. Ninguno de nosotros es una excepción a la regla.
 
El escritor a los hebreos señaló la necesidad de que el pueblo del Señor se reúna con regularidad (Heb. 10:23-25). El amor y las buenas obras deben despertarse en cada uno de nosotros, y nuestra reunión de adoración es un medio principal para tal estimulación. Así como una brasa ardiente muere cuando es separada del fuego, aquellos que descuidan la buena práctica de reunirse en el rebaño local (Hech. 20:28) se enfriarán en su devoción hacia Dios.
 
Dios nunca ha requerido alguna cosa que no sea buena para nosotros. Deberíamos alegrarnos por el privilegio de la adoración. El sentimiento de David es digno de emular: “Yo me alegré con los que me decían: A la casa de Jehová iremos” (Sal. 122:1).
 
Hechos 2:37-47
  • En el Nuevo Testamento, la iglesia se reunía con frecuencia para adorar.
  • Para meditar: Según el versículo 42, ¿en qué perseveraban todos los miembros de la iglesia en Jerusalén? ¿Qué significa que ellos “perseveraban”? ¿Cómo es posible que tantas almas perseveren juntas en estas cosas? Según el versículo 46, ¿con qué frecuencia se reunían para adorar? ¿Le parece que disfrutaban adorando juntos? ¿Por qué lo cree? ¿Podemos apreciar y compartir el entusiasmo de ellos? ¿Seguimos su ejemplo?
 
Hechos 20:7-12
  • En el Nuevo Testamento, las reuniones de la iglesia a veces duraban mucho tiempo.
  • Para meditar: ¿Cuándo se reunieron los discípulos para “partir el pan”? ¿Qué eventos habían sucedido un primer día de la semana que hacían de ese día uno muy especial para los cristianos? ¿Cuánto tiempo habló Pablo en esta ocasión? ¿Por qué el grupo estaba dispuesto a quedarse tanto tiempo y escuchar? ¿Estaría usted dispuesto a que el predicador use minutos adicionales para desarrollar mejor su mensaje si fuere necesario? ¿Es usted de aquellos que quiere volver a casa lo antes posible?
 
1 Corintios 14:26-40
  • Dios quiere que seamos edificados cuando la iglesia se reúne.
  • Para meditar: ¿Qué debemos entender con la palabra “edificación”? ¿Qué quiere decir Pablo cuando indica que todo lo hagamos para edificación (v.26)? ¿Cuáles son algunas de las cosas prácticas que podemos hacer para edificarnos los unos a los otros cuando la iglesia se reúne? ¿Procura usted edificarse cuando la iglesia se reúne? ¿Se esfuerza por edificar a sus hermanos?
 
Efesios 4:11-16
  • La iglesia se fortalece cuando recibe la verdad de Dios.
  • Para meditar: En consideración del versículo 12, ¿con qué propósito ha provisto Cristo la enseñanza de su palabra? ¿Qué se dice en el versículo 15 acerca del crecimiento y el desarrollo? Según el versículo 16, ¿qué sucede cuando cada parte del cuerpo funciona como debería? ¿Aprecia usted los dones que Cristo ha dado para la iglesia? ¿Qué responsabilidad tienen los predicadores en todo esto?
 
Hebreos 10:23-25
  • Cuando adoramos juntos, nos animamos unos a otros a ser fieles a Dios.
  • Para meditar: Según el versículo 23, ¿qué cosa debemos retener, y por qué debemos hacerlo? Según el versículo 24, ¿por qué tenemos que “considerarnos” unos a otros, y para qué debemos hacerlo? ¿Qué cosa mala estaban haciendo algunos hebreos, según el versículo 25? ¿Puede apreciar la gravedad del pecado de estos hermanos? ¿Es el dejar de congregarse un pecado menos grave hoy en día? ¿Por qué?