- Pablo argumenta sobre el endurecimiento de Faraón (Rom. 9:17,18).
- El plan de Dios era traer al Mesías a través de Israel, la nación elegida (Rom. 9:5; cf. Gen. 3:15; Ef. 3:11).
- Faraón endureció su propio corazón (Ex. 5:2; 8:15,32; 9:34; cf. 1 Sam. 6:6).
- El corazón de Faraón se endureció (Ex. 7:13,14,22; 8:19; 9:7,35).
- Dios endureció judicialmente el corazón de Faraón (Ex. 9:12; 10:1,2,20,27; 11:10; 14:8)
- Dios había revelado que endurecería el corazón de Faraón (Ex. 4:21; 7:3; 9:12).
- Esta acción de Dios no es incondicional, depende de la persona: “Dios los entregó” (Rom. 1:24,26,28).
- No fue sino hasta la sexta plaga cuando Dios endureció judicialmente al obstinado Faraón (Ex. 9:12).
- Dar testimonio convincente a los egipcios de que Jehová es verdaderamente Dios, “y sabrán los egipcios que yo soy Jehová” (Ex. 7:3-5; 14:4).
- Dar testimonio convincente a Israel de que Jehová es verdaderamente Dios, “para que cuentes a tus hijos y a tus nietos las cosas que yo hice en Egipto, y mis señales que hice entre ellos; para que sepáis que yo soy Jehová” (Ex. 10:1,2).
- Dar testimonio convincente al mundo de que Jehová es verdaderamente Dios, “yo extenderé mi mano para herirte a ti y a tu pueblo de plaga, y serás quitado de la tierra. Y a la verdad yo te he puesto para mostrar en ti mi poder, y para que mi nombre sea anunciado en toda la tierra” (Ex. 9:13-17).
- Dios endurece a los rebeldes y exhibe su misericordia a los obedientes.
- Los judíos incrédulos del tiempo de Pablo, y los incrédulos de hoy, deben aprender esta lección (Rom. 10:21; 11:25).
- La nación de Israel del tiempo de Pablo fue endurecida luego de una amplia oportunidad para escuchar el evangelio (Rom. 10:16-21; cf. Mat. 23:34,35).
- El endurecimiento de Israel no fue total, sino en parte (Rom. 11:25; “parcial”, LBLA), porque hubo remanente (Rom. 11:1-7).
- En el contexto de las consecuencias de la apostasía profetizada (2 Tes. 2:1-10).
- Dios envía “un poder engañoso” (2 Tes. 2:11,12) contra quienes rechazan “el amor de la verdad para ser salvos” (2 Tes. 2:10).
- El endurecimiento no ocurre contra la voluntad de la persona (Rom. 1:21,24,26,28; cf. Lam. 3:65,66).
- “Dios les dio espíritu de estupor, ojos con
que no vean y oídos con que no oigan, hasta el día de hoy” (Rom. 11:8; cf. Is. 29:10;
Deut. 29:4; ESTUPOR: “insensibilidad o entorpecimiento de la mente” (Thayer).
- Debemos seguir el ejemplo de Pablo: Amar (Rom. 9:1-3), orar (Rom. 10:1) y predicar el evangelio (Rom. 1:15).
- “Si oyereis hoy su voz, no endurezcáis vuestros corazones” (Heb. 3:15).
