Por Josué I. Hernández
Introducción
- Pablo dijo que vivía para Dios (Gal. 2:19).
- Y agregó: “Con Cristo he sido crucificado, y ya no soy yo el que vive, sino que Cristo vive en mí; y la vida que ahora vivo en la carne, la vivo por fe en el Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí” (Gal. 2:20, LBLA).
Yo
- Pablo, el apóstol (Gal. 1:1).
- Debemos imitarle (cf. 1 Cor. 11:1; Fil. 4:9).
- Vivir para Dios es un asunto personal (cf. Ez. 18:20; Rom. 1:16,17).
He sido crucificado
- Una muerte particular (Rom. 6:6,11).
- Una separación de la pasada manera de vivir (Rom. 6:1,2; Col. 3:9).
Con Cristo
- La unión a Cristo en el bautismo (Gal. 3:27; Col. 2:12).
- Conformándonos a su muerte, sepultura y resurrección (Rom. 6:3-6).
Y ya no
soy yo el que vive
- Su viejo hombre había muerto (Gal. 6:14)
- Nuestro viejo hombre debe morir (Rom. 6:6; Ef. 4:22).
Sino que
Cristo vive en mí
- Pablo había cedido a Cristo el control de su vida (cf. 2 Cor. 5:14,15).
- “Cristo en vosotros, la esperanza de gloria” (Col. 1:27).
- Cristo mora en los que están en la fe (2 Cor. 13:5).
- Cristo mora por la fe (Ef. 3:17).
- Cristo mora en los obedientes (Jn. 14:23).
Y la vida que ahora vivo en la carne
- Muerto al mundo, aunque viviendo en el mundo (Gal. 6:14; cf. 1 Ped. 2:11,12).
- En la carne, pero no conforme a las concupiscencias de los mundanos (1 Ped. 4:2).
Yo la vivo por fe
- La fe es imprescindible para la salvación (Heb. 11:1,6).
- La fe es más que una creencia, es una forma de vida (Heb. 11:7-40; cf. Sant. 2:14-26).
- La fe se muestra, se ve (cf. Sant. 2:18; Mar. 2:5).
En el Hijo de Dios
- En su identidad divina (Jn. 8:24; cf. Mat. 16:18; Hech. 8:37).
- En su evangelio (Mar. 16:15,16; Rom. 10:16; 1 Cor. 15:1,2; 2 Tes. 1:8).
El cual me amó
- El amor es de Dios (1 Jn. 4:7,8; Rom. 5:8).
- Cristo demostró su amor (Jn. 15:12,13; cf. Heb. 10:1-10).
Y se entregó a sí mismo
- “el cual se dio a sí mismo por nuestros pecados” (Gal. 1:4).
- “se dio a sí mismo en rescate por todos” (1 Tim. 2:6).
- “como el Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para servir, y para dar su vida en rescate por muchos” (Mat. 20:28).
Por mí
- La salvación es de alcance universal (cf. Mat. 20:28; Jn. 3:16; 1 Tim. 2:4).
- La salvación es personal: “Cristo… me amó y se entregó a sí mismo por mí” (Gal.
- 2:20).
Conclusión
- ¿Podemos afirmar este tipo de cosas?
- Si usted no puede decir lo mismo, hoy es día de salvación.
