Por Josué I. Hernández
- Dios, el padre perfecto, nos ha dejado un ejemplo en el trato con sus hijos (cf. Is. 1:2-18; Luc. 15:11-16).
- Proveyó, reglamentó y advirtió (Gen. 2:16,17), razonó y castigó (Gen. 3:9-19), pero no dejó de amar (Gen. 3:21,24; cf. Deut. 8:5).
- Provocar a ira a sus hijos (cf. Ef. 6:4; Col. 3:21).
- Dejar de orar por sus hijos (1 Tim. 2:1).
- Dejar de enseñar la palabra de Dios a sus hijos (cf. Gen. 18:19; Jos. 24:15; Ef. 6:4; 2 Tim. 1:5).
- Dejar de proveer para sus hijos (1 Tim. 5:8; 2 Cor. 12:14).
- Permitir que sus hijos dejen de congregarse (Heb. 10:25).
- Criar con diligencia (cf. Prov. 22:6; Ef. 6:4).
- Repetir y amonestar (cf. Deut. 6:6-9; 6:20-25; 1 Cron. 28:9; Prov. 2:1-3:12).
- Dejar lugar a la palabra y a la providencia de Dios.
