Dios es mi roca


Por Josué I. Hernández

Introducción
  • Somos consolados con las palabras “Jehová es mi pastor; nada me faltará” (Sal. 23:1).
  • Pero, ¿qué sucede con el pensamiento “Jehová, roca mía y castillo mío, y mi libertador; Dios mío, fortaleza mía, en él confiaré; Mi escudo, y la fuerza de mi salvación, mi alto refugio” (Sal. 18:2; cf. 28:1; 62:2)?
  • Roca: “Un símbolo de fortaleza y permanencia, y un lugar donde frecuentemente la gente en peligro se refugia. Dios es representado como la roca de Israel, siendo la fortaleza, seguridad y liberación para su pueblo” (Diccionario de temas bíblicos).
  • La palabra “roca”, es usada 24 veces en Salmos con referencia a Dios.
  • Apreciamos esta figura cuando entendemos su trasfondo en el Antiguo Testamento.

I. El sustantivo “roca” aplicado a Jehová Dios (Deut. 32:4,15,18,30,31,37)
  • Jacob (Gen. 49:24)
  • Moisés (Ex. 33:21,22).
  • Ana (1 Sam. 2:2).
  • David (2 Sam. 22:2,3,32,47; 23:3).
  • Isaías (Is. 30:29).
  • Habacuc (Hab. 1:12).
  • De una roca en el desierto los judíos bebieron (Ex. 17:6; Deut. 8:15)
  • Cristo fue la roca que refrescaba a los judíos en el desierto (1 Cor. 10:4; cf. Jn. 4:13,14; 7:37-39).

II. Cristo es la roca profetizada
  • La piedra angular de Sión (Is. 28:16)
  • Piedra de tropiezo y roca de escándalo (Is. 8:14; cf. Rom. 9:32; 1 Cor. 1:23).
  • La piedra desechada por los edificadores (Sal. 118:22).
  • En la resurrección Dios recogió la piedra viva y desechada (1 Ped. 2:4), la hizo fundamento (1 Cor. 3:11), la principal piedra del ángulo (cf. Luc. 20:17; Hech. 4:11; Ef. 2:20; 1 Ped. 2:7) del edificio de Dios, la iglesia de Cristo (1 Ped. 2:5).
  • Cristo es tanto Juez como Salvador (cf. Dan. 2:34,35; Luc. 20:18).
  • Siendo la roca, Cristo es permanente (cf. Heb. 13:8; 1 Cor. 3:11).

III. ¿Qué debemos entender de Dios como “roca”?
  • La fuente de nuestras bendiciones.
  • La fuente de nuestra confianza
  • Nuestro refugio
  • Nuestra fortaleza
  • Nuestro libertador
  • El tropiezo de los incrédulos

Conclusión
  • Dios es sólido como una roca. Él es inmutable (cf. Deut. 32:4).
  • Cristo es la roca (Ef. 2:20; Rom. 9:33; 1 Ped. 2:8; 1 Cor. 10:1-4).



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