La justicia de los escribas y fariseos



Por Josué I. Hernández

Mateo 5:20


Introducción
  • Cuando Jesús comienza a contrastar la justicia del reino con la interpretación y aplicación tradicionales, él advirtió fuertemente a sus discípulos: “Porque yo os digo, que si vuestra justicia no excediere a la justicia de los escribas y fariseos, de ninguna manera entraréis en el reino de los cielos” (Mat. 5:20, VM).
  • “La religión de los fariseos, de ahí su rectitud, consistía en actos externos, ceremoniales, rituales, liturgias y formalidades de muchas clases, con poca o ninguna atención prestada a la condición del corazón” (J. B. Coffman).
  • “El fariseísmo tendía a ablandar las demandas de la ley al hacer énfasis solamente en la obediencia externa” (J. MacArthur).

I. La justicia de los escribas y fariseos definida
  • “dicen, y no hacen” (Mat. 23:1-4). A menudo enseñaban la verdad, pero no practicaban lo que predicaban (cf. Rom. 2:17-24). Algunos padres parecen decir a sus hijos: “haz lo que digo, no lo que hago”.
  • “hacen todas sus obras para ser vistos por los hombres” (Mat. 23:5-12). Disfrutaban el placer de usar atuendos religiosos que los separaban de los demás, y estaban encantados con tener lugares de honor y usar títulos religiosos. Entendieron al revés el concepto de grandeza. ¿Lo hemos entendido nosotros?
  • Descuidaban “lo más importante de la ley” de Dios (Mat. 23:23,24). Usaban de obediencia selectiva, en su caso, enfatizando aspectos más visibles y menos importantes, en desmedro de lo más importante y que concierne al corazón. Como alguno ilustró, “se especializaron en partidos de barrio, y no en el campeonato nacional”.
  • Eran avaros (Luc. 16:13-15). No admitirían esto, y procurarían justificarse ante los hombres. Su amor al dinero los había cegado (Luc. 16:16-31).

II. La justicia del reino de los cielos
  • Aprendemos en “El sermón del monte” que Jesucristo prohíbe: 1) El “decir y no hacer” (Mat. 7:21). 2) El “hacer cosas buenas” para ser vistos por los hombres (Mat. 6:1). 3) El quebrantar la ley de Dios (Mat. 5:19). 4) La avaricia (Mat. 6:19-24).
  • El ciudadano del reino de los cielos no puede: 1) Creer y no hacer (Sant. 2:14-17; 1 Jn. 2:4-6; 3:18). 2) Vivir privadamente de una manera discordante con su vida pública (cf. Mar. 4:22). 3) Ser negligente con lo que el Señor le ordenó (cf. Mat. 28:20; Jn. 8:21,32; 2 Jn. 9). 4) Amar al dinero (1 Tim. 6:9-10; 1 Jn. 2:15-17).

Conclusión
  • Nuestra justicia, como ciudadanos del reino de los cielos, debe exceder a la justicia de los escribas y fariseos. Si hemos fallado, la gracia de Dios proporciona el perdón (1 Jn. 1:9). El Señor nos dará la fuerza si queremos servirle (Ef. 1:19; 3:16; 6:10; Fil. 4:13).
  • Debemos trabajar para nuestra salvación: “Sed salvos de esta perversa generación” (Hech. 2:40). “ocupaos en vuestra salvación con temor y temblor” (Fil. 2:12).



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