Por Josué I. Hernández
Introducción
- En capítulo 3 de su epístola, Santiago nos enseña que la fe se realiza, se completa, o se perfecciona, en el buen uso de la lengua y en la conducta sabia.
- El uso de la lengua no es un tema nuevo, Santiago ya dijo que no gestionar el uso de la lengua hace de nuestra religión una religión vana (Sant. 1:26). Santiago también ha presentado varias ilustraciones del habla necia, al dar preferencia a ciertos visitantes en desmedro de otros (2:3), al profesar una fe que no es acompañada de obras que la perfeccionan (2:14,18,22), y al ofrecer palabras vacías de consuelo a los necesitados (2:15,16).
- Cosas pequeñas tienen gran potencial (Sant. 3:3,4) así también la lengua (v.5).
- Los maestros deben ser reconocidos por el buen uso de su lengua (Sant. 3:1,2). Han de ser hombres que gestionan con sabiduría lo que hablan (cf. Sal. 19:14; 141:3).
- La lengua indómita tiene un oscuro historial (Sant. 3:5-8) y se manifiesta en el doble ánimo (Sant. 3:9,10; 1:8).
- Los maestros deben seguir el ejemplo de estabilidad de la naturaleza (Sant. 3:11,12). Deben ser reconocidos como varones de corazón puro (cf. Luc. 6:45; Sant. 4:8).
La fe realizada se expresa en la conducta (Sant. 3:13-18).
- El conocimiento se requiere (cf. Os. 4:6), pero la fe se realiza en el sabio comportamiento, en la aplicación del conocimiento (Sant. 3:13,17,18; cf. 1 Cor. 8:1).
- Los celos y la contención (Sant. 3:14,16) indican una fe cadáver (cf. Sant. 2:17,20,26).
- Así como los demonios poseen un tipo de fe (Sant. 2:19) e inflaman un tipo de habla (Sant. 3:6), también poseen un tipo de sabiduría (Sant. 3:15).
Conclusión
- La fe se realiza, o completa, en el buen uso de la lengua, y en la buena conducta.
- Por lo tanto, la acción de la fe demanda dominio propio.