Fe realizada en obras (IV).



Por Josué I. Hernández


Introducción
  • La fe se realiza en el control de la lengua y en fructificar en una conducta de justicia.
  • Sin embargo, el fruto de la sabiduría terrenal se manifestaba en celos y ambición egoísta, lo cual resulta en mucho mal (cf. Sant. 3:16; 4:1).

La fe se realiza en amistad con Dios (Sant. 4:1-4).
  • La sabiduría terrenal (Sant. 3:15) produce “las guerras y los pleitos” (Sant. 4:1) excitando la codicia, la envidia y la lujuria (Sant. 4:2,3; cf. Gal. 5:17; 1 Ped. 2:11).
  • Esta es “la amistad del mundo” y la “enemistad contra Dios” (Sant. 4:4). Una vida sensual que gratifica los sentidos (cf. 1 Jn. 2:15-17).
  • La fe, por el contrario, se realiza en un andar motivado por las expectativas de la palabra de Dios (cf. Rom. 4:18-22; 2 Cor. 5:7; Heb. 11:1). Véase la frase “Por la fe” en Hebreos 11:4-40.
  • La fe se realiza en amistad con Dios (cf. Sant. 2:23; Jn. 15:14), es decir, en la obediencia piadosa que se opone a los estímulos del mundo.

La fe se realiza en dependencia humilde de la gracia de Dios (Sant. 4:5-10).
  • Los dones del mundo no duran (“el mundo pasa, y sus deseos”, 1 Jn. 2:17; cf. Ecles. 1:2). La conducta mundana siempre nos dejará frustrados y vacíos, es decir, nos dejará peor, nunca mejor; y los tesoros mundanos se estropean o se pierden fácilmente (Mat. 6:19), y si logramos preservarlos, solo tienen un beneficio limitado.
  • Lo que Dios ofrece es infinitamente mayor que lo que ofrece el mundo (cf. Sant. 1:17).
  • Dios es un Padre amoroso y cariñoso, que no duda en darnos lo que es mejor y superior. Por ejemplo, uno de sus dones más enriquecedores es su instrucción de gracia (Tito 2:10,11) para preservar “el camino de sus santos” (Prov. 2:8).
  • Aunque en un sentido amplio Dios bendice a todos (Mat. 5:45), Santiago nos recuerda que la mayor gracia de Dios es para los humildes (cf. Prov. 3:34).
  • Dios no puede colmar a los orgullosos, porque ellos ya están llenos del mundo, y Dios se opone a esa clase de personas (cf. Apoc. 3:17).
  • Llamando al arrepentimiento, Santiago indicó la manera de hacerlo (Sant. 4:7-10).

La fe se realiza dejando el juicio en manos de Dios (Sant. 4:11,12)
  • Santiago condena la difamación y la crítica destructiva (cf. Mat. 7:1; 19:18), tal conducta no es andar por fe (cf. 2 Cor. 5:7; Ef. 4:1,29).
  • El difamador habla contra la ley y la juzga, en el sentido de menospreciarla, como siendo superior al mandamiento de amar al prójimo (cf. Mar. 12:30-31; Rom. 13:8-10; Mat. 7:12).
  • El difamador debe recordar que hay un solo legislador y juez. El Señor sabe exactamente lo que la ley exige y cómo se aplica, y tiene el poder de hacer cumplir su ley (cf. Gal. 6:7).
  • Por el contrario, la fe se realiza en obedecer la ley del Señor (Sant. 1:22,25), sin cuestionar o devaluar sus mandamientos.

La fe se realiza en una planificación dependiente de Dios (Sant. 4:13-17).
  • La fe se realiza al planificar piadosamente, centrándose en la voluntad de Dios (cf. Prov. 16:3,9; 19:21; 27:1; Mat. 6:10; Mat. 16:26).
  • La planificación impía se basa en la sabiduría y esfuerzos personales, “Pero ahora os jactáis en vuestra fanfarronería. Toda jactancia de este tipo es mala” (Sant. 4:16, JER).
  • La planificación que no incluye a Dios y su voluntad es pecado, “Aquel, pues, que sabe hacer el bien y no lo hace, comete pecado” (Sant. 4:17, JER).

Conclusión
  • La fe se realiza, es decir, se completa o se perfecciona, en amistad con Dios, en dependencia humilde de la gracia de Dios, en dejar el juicio en manos de Dios, y en la planificación dependiente de Dios.
  • “Hazme oír por la mañana tu misericordia, porque en ti he confiado; hazme saber el camino por donde ande, porque a ti he elevado mi alma” (Sal. 143:8; cf. Col. 3:17).


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