Behemot



Por Josué I. Hernández


Introducción
  • Dijo Dios a Job, “He aquí ahora behemot, el cual hice como a ti…” (Job 40:15). Luego, Jehová Dios describió una criatura monstruosa que estaba más allá de la capacidad del hombre (Job 40:15-24).
  • Luego de describir a behemot, Dios describió al leviatán (Job 41:1-34). Una lectura cuidadosa nos enseña que estas gigantescas criaturas escapaban al control general del hombre.
  • Enfocándonos en el behemot, la cuestión es la siguiente: ¿Es una criatura mítica? ¿Es un elefante, un hipopótamo o un cocodrilo? ¿Es posible identificarlo?

Un mito o símbolo
  • Los eruditos liberales señalan a behemot como un mito de la antigüedad. Sin embargo, la existencia real de esta formidable criatura queda establecida por Dios mismo, quien dijo a Job, “He aquí ahora behemot, el cual hice como a ti; hierba come como buey” (Job. 40:15).
  • Job no podría humillarse observando un mito, o una criatura simbólica. Por otra parte, si Job no sabía que el behemot era un mito y Dios lo mencionó el como si fuese real, Dios engañó a Job.

Un elefante
  • Un elefante no tiene una cola que mueva como un cedro, ni podría permanecer firme en la corriente de un río desbordado que se estrelle en su boca.
  • La fuerza del elefante está en su cabeza, cuello y colmillos, no en su vientre.

Un cocodrilo
  • El cocodrilo es carnívoro, no es un herbívoro.
  • El cocodrilo es vulnerable, tal como el elefante, y ha sido cazado y comido, e incluso, domesticado.

Un hipopótamo

  • El hipopótamo es señalado por varios eruditos como candidato ideal: “El hipopótamo, que tiene algunas insinuaciones de maldad cósmica, parece ser la bestia que más se ajusta a la evidencia bíblica y cultural” (NCIB).
  • Sin embargo, el behemot “es el principal entre las obras de Dios” (Job 40:19, VM), “la máxima criatura de Dios” (PDT), que “ocupa el primer lugar” (NVI).
  • La cola del hipopótamo no nos recuerda a un cedro (Job 40:17), y es fácilmente superado por varios animales como el rinoceronte y el elefante.

¿Un dinosaurio?
  • El naturalista afirma: “Los dinosaurios vivieron en la Tierra durante más de 170 millones de años. Aparecieron hace unos 240 millones de años y se extinguieron hace unos 66 millones de años”.
  • En consecuencia, el behemot no podría ser un dinosaurio porque, supuestamente, “la especie humana moderna (llamada Homo sapiens) surgió en África, hace unos 200.000 años”.
  • Existe testimonio bíblico inequívoco de que los seres humanos y los dinosaurios habitaron el mismo entorno, es decir, coexistieron. A su vez, no hay evidencia científica que demuestre lo contrario.
  • Moisés describe las criaturas terrestres que nacieron el sexto día de la semana inicial de la historia de la tierra. Las palabras hebreas en el texto sugieren clases y subclases de animales, los cuales incluyen a todos los animales terrestres (Gen. 1:24,25).
  • Moisés escribió, “Porque en seis días hizo Jehová los cielos y la tierra, el mar, y todas las cosas que en ellos hay” (Ex. 20:11).
  • Ya que los dinosaurios y los humanos fueron creados por Dios en la primera semana, entendemos, lógicamente, que los dinosaurios y los humanos fueron compañeros desde el comienzo (Ex. 20:11).

El hombre desde el principio
  • Reprendiendo a los idólatras de su tiempo, Isaías llamó la atención sobre la falta de conocimiento en relación con la naturaleza del Dios verdadero (Is. 40:21).
  • Jesucristo dijo que la humanidad tuvo su génesis durante la primera semana (Mar. 10:6; cf. Mat. 19:4-6; Mar. 13:19).
  • Pablo dijo que atributos invisibles de Dios se pueden ver “desde la creación del mundo” (Rom. 1:20).
  • La humanidad ha podido analizar la obra de Dios “desde el principio de la creación” (cf. 2 Ped. 3:4).

Conclusión

  • A pesar de las afirmaciones evolucionistas, no hay algún argumento válido que elimine la idea de que el behemot descrito por Dios en el libro Job haya sido un dinosaurio. Es más, la evidencia es favorable.
  • Hay evidencia para el teísmo bíblico, no hay evidencia para la evolución.







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