Jesús calma la tempestad



Por Josué I. Hernández


Marcos 4:35-41


Introducción
  • Uno de los relatos más conocidos por niños, jóvenes y adultos.
  • Fuente de inspiración del canto, “¡Maestro, ruge la tempestad!”.
  • Luego de un largo día de enseñanza (Mar. 4:1-34) ocurrió este milagro, ¿cuál es la conexión aquí?

La tormenta
  • El plan era cruzar el mar de Galilea (Mar. 4:35).
  • Durante la noche (Mar. 4:35).
  • Mientras Jesús dormía (cf. Mat. 8:24; Mar. 4:38).
  • Una tormenta amedrentadora (Mat. 8:24).
  • Ya casi se anegaba la barca (Mar. 4:37; Luc. 8:23).

La reacción de los discípulos
  • Entraron en pánico (Mar. 4:40; cf. Mat. 8:26)
  • Temieron ante la tempestad porque les faltó la fe (Mat. 8:26; Luc. 8:25)
  • Desesperados despertaron al Señor (Mar. 4:38).
  • Temieron con gran temor, preguntándose por la identidad de Jesús (Mar. 4:41; Luc. 8:25).

La palabra de Jesucristo
  • Para amonestar a sus discípulos: “¿Por qué teméis, hombres de poca fe?” (Mat. 8:26), “¿Por qué estáis así amedrentados? ¿Cómo no tenéis fe?” (Mar. 4:40), “¿Dónde está vuestra fe?” (Luc. 8:25).
  • Para calmar la tempestad: “Y levantándose, reprendió al viento, y dijo al mar: Calla, enmudece. Y cesó el viento, y se hizo grande bonanza” (Mar. 4:39).

Aplicaciones
  • Si el viento y el mar obedecen a Cristo, ¡debemos hacer lo mismo!
  • La paz en el corazón es asegurada al que pone su confianza en Jesucristo (cf. Hech. 12:6; Mat. 11:28).
  • No estamos exentos de las tormentas (cf. Mat. 7:24-27; Hech. 14:22; 1 Ped. 4:12).
  • La mayor tormenta nos espera en el horizonte (2 Ped. 3:7-11; 2 Cor. 5:10).





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