Finanzas



Por Josué I. Hernández


Introducción
  • Dios es el dueño de todo (cf. Sal. 24:1; 50:1; Hag. 2:8; Rom. 11:36).
  • Todo lo que tengamos proviene de Dios (Deut. 8:18; Hech. 17:25; Mat. 5:45; 2 Cor. 9:10; 1 Tim. 6:17).

Somos administradores de:
  • Nuestra vida (Hech. 17:25).
  • Nuestro tiempo (Col. 4:5).
  • Nuestras oportunidades (1 Cor. 7:21; cf. Ecles. 9:10).
  • Nuestras posesiones (1 Jn. 3:17).

Consecuencias:
  • El uso del dinero es un asunto espiritual.
  • Nuestra relación con Dios depende del uso que demos al dinero que él nos confíe.
  • Debemos enseñorearnos del dinero para usarlo a la manera de Dios.
  • El aspecto financiero debe quedar subordinado al evangelio de Jesucristo.

Dos parábolas que considerar:
  • La parábola de las diez vírgenes (Mat. 25:1-13): Preparados (velar)
  • La parábola de los talentos (Mat. 25:14-30): Productivos (trabajar).

Responsabilidad
  • Cada uno conforme a su capacidad (Mat. 25:14,15).
  • La capacidad es la base de la responsabilidad.
  • La fidelidad, no la cantidad, será juzgada.

Aplicaciones al área financiera:
  • Dios quiere que seamos fieles en la administración de sus riquezas.
  • Es necesario hacer un plan de inversión, ahorro y gastos.
  • Es necesario evitar las deudas (quitan el sueño, impulsan a la ansiedad).
  • Debemos limitar nuestro presupuesto a nuestra capacidad y oportunidades.

Conclusión
  • Debemos administrar con fe (Heb. 11:1; Rom. 10:17).
  • Debemos agradar al Señor en todo (Col. 1:10; cf. Col. 3:17,23).
  • Debemos ocuparnos de nuestra salvación (Fil. 2:12).




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