Por Josué I. Hernández
Marcos 7:1-13
Introducción
- El Señor Jesús enfrentó varios conflictos por no observar ciertas tradiciones (cf. Mar. 2:23-28; Jn. 5:1-16).
- Nuestro texto describe el peligro de las tradiciones, cómo podrían invalidar la palabra de Dios y anular nuestra adoración.
- La palabra griega es “paradosis”, que significa “entregar” o “transmitir” (13 veces en el Nuevo Testamento).
- Se refiere a la enseñanza que se transmite oralmente o por escrito para ser guardada.
Tradiciones celestiales
- Originadas en Dios (cf. 1 Cor. 11:2; 2 Tes. 2:15; 3:6).
- Entregadas (gr. “paradidomi”): “entregar, transmitir, pasar” (1 Cor. 11:23; 15:3).
- Recibidas (gr. paralambano). Este término significa “recibir, aceptar, tomar” (1 Cor. 15:1,3; Gal. 1:9,12).
Tradiciones terrenales
- Algunas son pecaminosas (cf. Mat. 15:2-6; Col. 2:8; 1 Ped. 1:18).
- Algunas no son pecaminosas (cf. Jn. 2:1,2; 10:22,23).
- Los judíos guardaban las tradiciones de los ancianos. Decían que eran leyes orales entregadas por Moisés, interpretaciones de rabinos venerados, o decisiones de jueces que fueron precedentes nacionales (cf. Gal. 1:13,14).
- Los católicos hablan de tradiciones orales que se extienden a Jesús y sus apóstoles, que resultaron de concilios, o de líderes de la iglesia considerados inspirados.
Las tradiciones religiosas de los hombres
- Motivan la adoración ritualista, por inercia, la confianza en acciones que hacen por repetición (cf. Mar. 7:6).
- Elevan lo tradicional al nivel de los mandamientos de Dios, lo cual puede ser impresionante, pero sin valor (Mar. 7:7; cf. Col. 2:18-23).
- Invalidan la palabra de Dios, anulando los requerimientos divinos (Mar. 7:10-12).
- Resultan en el rechazo de la palabra de Dios (Mar. 7:8,9,13).
Conclusión
- En el mejor de los casos, la tradición humana es sospechosa, y en el peor de los casos es pecaminosa.
- Debemos asegurarnos de que nuestra fe y práctica estén fundamentadas en la palabra de Cristo y sus apóstoles.