Bendecidos en Cristo II



Por Josué I. Hernández
 

Efesios 1:7-12
 

Introducción
  • La iglesia es un pueblo bendecido en Cristo (Ef. 1:3).
  • Los cristianos son redimidos, perdonados, iluminados con revelación, y adoptados como hijos de Dios, y todo esto, en Cristo y por medio de Cristo (Ef. 1:4,5,6).
 
Redimidos (Ef. 1:7)
  • La redención es la liberación efectuada por el pago de un rescate.
  • La redención involucra la emancipación de la culpa, el castigo y el poder del pecado (Jn. 8:34; Rom. 7:14; Gal. 3:13), y también involucra la restauración a la verdadera libertad (Jn. 8:32,36).
  • La redención de la iglesia es “por su sangre” (cf. 1 Ped. 1:18,19).
  • ¡Digno es el Cordero (Apoc. 5:9,12)!
 
Perdonados (Ef. 1:7,8)
  • El perdón es la liberación de la culpa y la pena por el pecado (cf. Mat. 26:28; Hech. 2:38; 22:16).
  • La base de la redención y el perdón: “según las riquezas de su gracia, que hizo sobreabundar para con nosotros” (Ef. 1:7,8; cf. Ef. 2:5,8).
  • Esta maravillosa gracia es manifestada por Dios en toda “sabiduría e inteligencia”.
 
Iluminados (Ef. 1:9,10).
  • La iglesia es la beneficiaria de la revelación (cf. Ef. 3:3-5; Rom. 16:25-27).
  • La iglesia puede discernir y apreciar la voluntad planificada en Jesucristo: Un plan que debía llevarse a cabo “en la dispensación del cumplimiento de los tiempos” (Ef. 1:10; cf. Gal. 4:4,5).
  • El plan era “reunir todas las cosas en Cristo”, es decir, reunir en un cuerpo a toda la familia humana dispersa y segregada, apartada de Dios y enemiga de él. No sólo a los seres humanos, sino también a los ángeles (cf. Ef. 2:16; Col. 1:19-22).
  • La consecuencia última de esta reconciliación es el ser presentados “santos y sin mancha”, es decir, irreprochables delante de sus ojos (cf. Col. 1:22; Ef. 1:4).
 
Adoptados (Ef. 1:11,12).
  • La “adopción” de hijos es conectada con la de “herederos” (cf. Rom. 8:15-17; Col. 1:12).
  • Dios predeterminó que aquellos en Cristo recibirían la adopción de hijos, y que como hijos serían los herederos (Ef. 1:5,11,14).
  • El Nuevo Testamento reitera la herencia de Dios para sus hijos (ej. Hech. 20:32; Gal. 3:18; 3:24; Heb. 9:15; 1 Ped. 1:4).
  • El resultado de esta herencia: Un pueblo para la alabanza de la gloria de Dios (cf. Ef. 1:6; 1:12; 1:14; 2 Tes. 1:12).
 
Conclusión
  • La iglesia es un cuerpo de gente bendecida.
  • ¿Está disfrutando de todas las bendiciones en Cristo?